
El Zaragoza evidenció porque es el último. Es un equipo sin alma, sin peligro. Ni siquiera con un jugador más pudo poner en peligro la meta de De Gea. O espabilan, o esta temporada sufrirán lo mismo o más que la temporada pasada.
El árbitro, Múñiz Fernández, acertó en las jugadas más comprometidas del partido. Aun así, su manera de pitar enerva a cualquier afición. Sus gestos con cierta chulería son totalmente innecesarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario